25/08/2021 - 12:08 - Canales
Autor: Florencia Lippo
Desde la apertura de su primer local en el barrio porteño de Chacarita, allá por 1979, los fundadores de El Puente entendieron que la venta directa era la mejor manera de vincularse con su público. Por eso, en las siguientes décadas, siguieron a esa inauguración muchas otras, tanto en la ciudad como en la provincia de Buenos Aires, y también en Córdoba, con una sucursal muy cercana a la planta que la compañía tiene en Ordóñez.
En el último tiempo, sin embargo, esa expansión adquirió nuevos bríos de la mano de un programa de franquicias —desarrollado con el asesoramiento de Lepus Consultora en Franquicias— que le permite a El Puente avanzar con una batería de inauguraciones para el último tramo de 2021.
Tras desembarcar en diciembre 2020 en el barrio de Flores (Av. Rivadavia 7353), a comienzos de agosto hizo lo propio en Barrio Norte, con un local a metros de la intersección de las avenidas Pueyrredón y Córdoba (Av. Pueyrredón 930), y ya trabaja en la apertura de dos sucursales más. Primero será el turno de la de Caballito, próxima al cruce de José María Moreno con Directorio y a cuadras de la esquina de Acoyte y Rivadavia (Av. José María Moreno 756). Luego le tocará a la de Belgrano R (Av. Elcano 3049).
En diálogo con Trade & Retail, la Gerenta de Comunicación Institucional de El Puente, Paola Camano, cuenta que cada proyecto está respaldado por una cuidada planificación y un intenso relevamiento para dar con el local más adecuado por superficie y emplazamiento. «La ubicación es súper importante», asegura, a la vez que destaca que todos estos nuevos puntos de venta «comparten ubicaciones estratégicas en zonas densamente pobladas y muy activas a nivel comercial».
Pero para El Puente estas aperturas representan, además, su estreno en barrios muy significativos, un dato que, afirman, «es evidencia del ímpetu que el programa de franquicias le ha aportado a la compañía». Ese impulso no se limita a lo comercial, sino que se extiende a lo industrial, ya que, explican, «tanto la planta de El Puente como la de Dulces Serra, en Bell Ville, han redoblado los esfuerzos para abastecer el aumento en la demanda que implican estas inauguraciones». Y es que, gracias a ellas, más vecinos de la ciudad de Buenos Aires pueden acceder a los productos que la compañía elabora bajo las marcas Usina Láctea El Puente (quesos y derivados lácteos), Dulces Serra (dulces y mermeladas), Picadita El Puente (picadas de quesos y fiambres) y D70 (quesos y derivados lácteos con el equilibrio justo entre precio y calidad según los responsables).
El inicio de una nueva etapa
Pero esta seguidilla de aperturas se trata para la empresa de algo más que la concreción de la expansión soñada durante largo tiempo: supone la puesta en marcha de un plan de renovación integral de sus puntos de venta, del que el local de Barrio Norte ofició como punta de lanza.
Con el acompañamiento del Estudio PCD, especializado en imagen corporativa, El Puente se embarcó en un intenso proceso para reformular la experiencia de quienes visitan sus locales. El resultado es un concepto diferente en tiendas de cercanía, que honra la especialidad de esta compañía con más de 40 años de historia en la industria láctea: los quesos.
Por eso, ni bien ingresan a las nuevas sucursales —proyectadas para aprovechar al máximo la superficie, con un layout que privilegia la amplitud del entorno y una circulación ágil—, los clientes son recibidos en un sector que ya era un clásico de El Puente, pero que ahora asume un mayor protagonismo y se convierte en el corazón de cada local: «El quincho de Lucho y Kuky», así llamado en referencia a los fundadores de la empresa. Con un área que oscila entre los 20 y los 25 metros cuadrados, se destaca por la calidez de su ambientación, la cuidada presentación de los productos y la atención especializada que se brinda desde atrás del mostrador.
Y para redondear una experiencia que celebra los sabores más exquisitos, ese espacio está complementado por una bodega en la cual, con el asesoramiento de los colaboradores de cada local, los clientes pueden elegir entre una amplia selección de bebidas la que mejor marida con cada uno de los quesos y picadas ofrecidos en «El quincho de Lucho y Kuky».
Sin embargo, entre tantas novedades y el genuino entusiasmo que provocan los nuevos locales a nivel comercial, para la familia Maccari, responsable de la compañía, lo más gratificante de estas aperturas es la ratificación de El Puente como una usina generadora de empleo y de oportunidades de progreso. Porque, una vez concretadas, todas las inauguraciones programadas significarán la incorporación de más de 50 personas a un plantel que supera largamente las 400 en el área de retail y alcanza un total de casi mil colaboradores directos e indirectos entre todas las etapas de una cadena de valor que se inicia en el complejo industrial de Ordóñez y se ramifica para concluir en cada punto de venta.
Una inversión segura, un modelo de negocio sin complicaciones
El programa de franquicias El Puente fue lanzado en 2019 con el propósito de aumentar el volumen de su negocio y ampliar su cobertura geográfica junto a socios que estuvieran en busca de un destino sólido, rentable y probado para su capital.
Si bien el foco inicial está puesto en la plaza porteña, desde la empresa admiten que el proyecto también incluye al resto del país. «Estamos recibiendo muchas consultas, pero primero tenemos que hacernos fuertes en la ciudad de Buenos Aires», aclaran.
Para poner en marcha una sucursal, el franquiciado debe hacer una inversión que empieza en 130 000 dólares —el tiempo de recupero está estimado en 24 meses—, con un contrato inicial de cinco años renovables por otros cinco. Además, los franquiciados pueden tener más de una boca: no hay límite para la cantidad de tiendas que explotan.
Con dos módulos de inversión disponibles —uno simple, con un salón de ventas de al menos 80 metros cuadrados, y otro extendido con sector de panadería, de al menos 140 metros cuadrados—, el modelo de negocio que propone El Puente se destaca por una operatoria libre de complicaciones, ya que no requiere de intermediarios: el 60 % de las ventas corresponde a productos de elaboración propia y el restante es abastecido por la misma empresa, que se vale del peso global de su red de puntos de venta para obtener mejores condiciones de parte de sus proveedores.
Por otro lado, la compañía se dedica a transmitir su cultura y sus valores corporativos a los socios franquiciados y a sus colaboradores por medio de capacitaciones de hasta cuatro meses de duración. Y además, una vez que el negocio está operativo, pone a su disposición un experimentado equipo de profesionales dedicado a brindarles soporte y asesoramiento continuo en todas las áreas que atañen a la gestión del negocio.
Sin embargo, por sobre esos beneficios, concluye Paola Camano, «quienes deciden sumarse al programa de franquicias saben que acceden a un activo tan intangible como valioso: la confianza de quienes eligen la marca El Puente porque saben que es garantía de calidad».
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