01/11/2021 - 17:11 - Industria
Autor: Florencia Lippo
La ley de etiquetado frontal fue sancionada la semana pesada, pero todavía no se definió cómo será su reglamentación y puesta en marcha. Con voces a favor y en contra, la normativa deberá entrar en vigencia en la Argentina, pero ya se pueden ver algunos aprendizajes en la región.
Para profundizar en esto Nielsen IQ resumió algunos de los aspectos más importantes. La ley persigue la obligatoriedad de rotular, de forma clara y explícita, los alimentos y bebidas para consumo humano informando acerca de nutrientes críticos y guiando al consumidor hacia opciones de compras más saludables. El método para lograrlo es a través de octágonos negros, con las leyendas de excesos en grasas saturadas, trans, azúcares, sodio y calorías.
Para adaptarse a estas medidas, los productos deberán tener la etiqueta ubicada en el frente del alimento o bebida y su tamaño no puede ser menor al 5% del tamaño del envase. A su vez, está prohibido incluir personajes infantiles, animaciones, celebridades o deportistas en los packagings, lo que empujará a muchas marcas a modificar por completo su imagen obligadamente.
Para entender un poco más sobre el impacto de esta norma, Nielsen IQ mencionó qué sucede en la región. En Chile, por caso, la ley de etiquetado frontal se sancionó en el 2012, pero su implementación comenzó de forma gradual recién a partir del 2016.
En Perú, la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños y Adolescentes se aprobó en 2013 y se puso en vigor cuatro años más tarde. En Uruguay, en tanto, se sancionó en 2018 y entró en vigencia este año, por mencionar algunos ejemplos.
De esta manera, los especialistas de Nielsen avisan que la implementación puede demorarse bastante, aunque en los países donde se activó más recientemente se dio de forma más rápida.
En lo que respecta al consumidor también se dieron cambios sobre los que Nielsen IQ puso la lupa. En el país que tiene a Luis Lacalle Pou como presidente, el 76% de los consumidores revista la información en los envases y las etiquetas, como uno de los mayores cambios en el comportamiento frente a las etiquetas en los alimentos. En Chile, el 65% de los shoppers consultados afirma que los sellos influyen en su compra. Un 31% sostiene que siempre, y otro 34% considera que casi siempre.
Por último, en muchos países la normativa implicó un reordenamiento en el surtido. En México, los ítems con sello representan el 64% del espacio en las góndolas. Esto le dio un mayor lugar a los productos sin octógonos frente a aquellos que cuentan con entre uno y cuatro sellos. Así, se observa que una mayor incidencia de octógonos implica una mayor caída en el consumo de ese tipo de productos.
De todas maneras, Nielsen avisa que la reformulación puede ser negativa según el artículo. Por ejemplo, en Chile, en la categoría de quesos se debió reformular un 28% de los productos entre noviembre del 2017 y mayo del 2018. Desde entonces, el 32% de los chilenos reconoce que ha dejado de comprar productos debido a la reformulación –dentro de los alimentos y bebidas que conocen que han sido reformulados. A su vez, vale aclarar que las etiquetas tienen un menor impacto en los segmentos que ya se consideran indulgentes.
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